El Jaguar y la Ceiba


Hoy… Esta es la noche en la que el jaguar le escribe a la frondosa ceiba una historia de senderos maravillosos, de flores y aromas; de colores musicales y musica colorida.

El jaguar se sentó frente a la ceiba con una actitud apacible; miraba al gran árbol, como si esta vez fuera la primera y la última ocasión en que podría ver más allá de sus hojas.

La ceiba espero a que el jaguar emitiera su rugido. Ella espero en su sitio, con un aire de pureza que reflejaba su seguridad. Y esperó hasta que el jaguar decidió lanzar el primer rasguño ante esa corteza dura.

Erase que se era y de pronto fue… la ceiba acepto el regalo del jaguar que consistía en un par de estrellas: las más brillantes, las más hermosas; y un par de poemas: los más sinceros, los más reales. El regalo tenia vida por sí mismo y en respuesta a las caricias ofrecía un instante de felicidad que se prolongaba por las enrizadas hojas… a pesar del llanto triste y sofocante que la ceiba lanzaba a cada respirar.

Erase que se era y de pronto fueron uno por un segundo, mezclaron in xochitl in cuicatl con el fuego que consume el alma cuando el corazón no cabe en nuestros pechos y nuestras sonrisas son muy demasiado largas para mi nuestro rostro...

Se dijo que fue, y se dijo bien: la ceiba y el jaguar latieron en colectivo un pequeño corazón que a partir de esta noche los mantiene unidos por una mítica e indescifrable cuestión que ni los sabios de los sabios logran descifrar.

Erase que se fué. Y juntos fueron por un minuto que parece haber sido menos.

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para La mujer de cabello rizado (¿?)

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