Tengo bien claro que tus palabras no son más que sentencias emitidas de acuerdo a un contexto. Yo sé bien que ahora estás pensando en la agitada vida, en la fastidiosa rutina, en la aburrida eternidad.

Claro está que tú eres una entidad extraña, que a veces divaga, que a veces me ama. A veces dice hacerlo, a veces parece sentirlo, a veces parece ser neutra, perdida en la inmensidad del mundo, divanagndo en la eterea verdad.

Miro tu ojos. Los miro y me pierdo en la fiel locura que me ha acompañado desde que tengo memoria. Los miro y me aferro a mis ideales. Los miro y me repliego para replantear la estrategia. Los miro y encuentro nada.

Nada en las palabras, nada en la mirada, nada en las reacciones. Todo en el recuerdo.
Vuelvo a pensar en lo que sucede, vuelvo a confundirme con elucubraciones ciclicas que vienen y van. ¿Y tú? Tú...

Estás sentada frente a la inmensidad del universo viendo pasar imágenes, viendo pasar abstracciones. O al menos eso me desmuestras.

Me pregunto si es tu cabeza están pasando imágenes a velocidades impresionantes. Me pregunto si en este día nublado te has acordado de mi. Me pregunto si estarás pensando en mi, como indudablemente estoy pensando en tí.

¿Acaso miras desde tus ojos como si miraras desde mis ojos? No; espero que no. Espero que mires igual de borroso que yo, para que la exégesis de la cuestión beneficie a ambos.

"La estrella roja es por mi lucha, la estrella negra es por mi bebé"

Y nunca vayas a olvidar a ese sueño que quiere que seamos sus papás.

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